martes, 29 de abril de 2014

El Mundo Gira Y Las Personas Se Vuelven Locas

Si usted se propone a hacer alguna cosa bien hecha, ¡percibirá que el mundo está de cabeza hacia abajo! Veo eso en mi día a día toda vez que alguien dice cosas del tipo:
“¿Para qué usted se sacrifica tanto para ser organizada?”
“¿Para qué hacer la cama como si estuviera en el ejército? ¡Usted la desarreglará nuevamente en la noche!”
“Para qué organizar las cosas tan bien en el refrigerador? Usted debe tener TOC…”
“Usted sabe de todos los gastos del mes? Usted no es normal…”
“Oh, su guarda ropas es dividido por colores… Usted me da miedo…”
“¿Por qué preocuparse en ser tan puntual? Yo nunca llego en el horario, ¡pues nadie llega!”
Vea que cada una de esas frases (que yo no las inventé, pero las escuché de verdad), tiene una connotación negativa de cosas que, en realidad, son positivas. Pues, ¿será que tener la casa ordenada, ser organizada y puntual y tener los pagos en día es volverse loca?
Las personas últimamente están dándose el derecho de ser desordenadas, desorganizadas y descomprometidas con lo correcto. Sin embargo, cuando el tema es divertirse, ellas dan todo de si:
“Bailaré toda la noche.”
“Haré todo para ir en aquella fiesta!”
“Tomaré hasta caerme.”
“Compraré aquella bolsa aun que gaste todo mi sueldo en ella!”
Las personas se entregan 100% cuando se refiere a “beneficios inmediatos”. Ellas quieren satisfacer sus deseos a cualquier precio, mismo que estos deseos las hagan ser más vacías y perdidas. Entonces cuando usted dice que no come una Mega hamburguesa con tocino y papas fritas, ni toma aquel medio litro de refrigerante gaseoso, ¡usted es aburrida! Que gracioso…
Es aburrido hacer dieta, pero nadie quiere engordar.
Es aburrido cuidar del dinero, pero todo el mundo quiere dinero.
Es aburrido ser puntual, pero a nadie le gusta esperar el otro.
Es aburrido tener que despertarse temprano, pero todos reclaman que no logran hacer todo lo que necesita ser hecho.
Nadie quiere se anticipar, pero todos reclaman que están siempre atrasados.
Y, para empeorar, las personas hablan de lo equivocado con un cierto glamour.
“No sé ni freír un huevo y no quiero aprender…”
“Cuando mi jefe no está, ¡no hago nada mismo!”
“Detesto ordenar la casa.”
Piense bien: ¿no es una vergüenza decir que no trabaja si no hay nadie vigilando? ¿No es una vergüenza decir que no le gusta ordenar la casa? Me quedo imaginando como será la casa de una persona que afirma con toda satisfacción que “¡no ordena la casa y punto!”.
Perdone la franqueza, pero cuando me hablan eso, me imagino que la persona vive en un cochinero. Y peor: ¡le encanta revolverse en el lodo!
Amiga, no haga caso a personas que le critican cuando usted decide hacer lo correcto. En el fondo, a ellas les gustaría hacer lo correcto, pero no tienen fuerza de voluntad lo suficiente para ello. En el fondo, a ellas les gustaría hacer lo que usted hace, pero como no hacen, la salida es criticarle.
Sea firme. Haga lo correcto y no haga caso a las críticas.
¡Nos vemos!
Patricia Lages
Retirado del blog de Cristiane Cardoso

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